Bueno, no sé como cojones empezar esta carta. El caso es que el compadre Katxo me ha pedido que os escriba unas palabras ahora que termina la gira y yo, que soy más majo que el copón pues le he dicho que si. Que vale. Tú tranqui, Katxo, que yo te la hago. Aunque creo que no es justo. Lo justo sería que la escribiera el Katxo mismo, que es el que ha estado pendiente de todos vosotros durante el último año. A él debe de corresponder el éxito que parece ser ha tenido la página web. Si señor. Bueno, a él y a su compadre el Josetxo, que os han tenido lo suficientemente informados de nuestras correrías y yo que me alegro, la ostia, porque si es por mí, casi de fijo que hace uno o dos años que no se habría actualizado la página ni pollas en vinagre.

En esta gira la verdad es que ha habido de todo: Peleas, accidentes, hospitales, suspensiones, llenazos antológicos, fracasos estrepitosos, conciertos impecables y ganas de comernos el mundo y de que el mundo nos comiera, pero, por encima de todo, lo que ha habido es mucho rokanrol. Eso no se puede negar. Pese a todas las inclemencias e impedimentos que tuvimos, hemos logrado hacer unos setenta conciertos con los que creo que nos hemos acercado a casi todos los sitios del estado. Creo, no estoy seguro, pero el que hace lo que puede no está obligado a más.

Ya sabéis los que nos conocéis un poquillo que nunca nos gustó bailarle el agua a nadie, ni que nadie nos la bailara a nosotros. No nos molan ni las avalanchas de flores ni la catequesis existencialista o los juicios de moralidad ni sobre nuestras personas ni sobre nadie. Lo que quiero decir con esta chapa es que lo que siempre hemos buscado con Marea es hacer lo que nos diera la puta gana sin pensar en el qué dirán ni el cómo. Y el caso es que todos los que habéis andado cerca de nosotros habéis sido muy condescendientes y comprensivos, todo hay que decirlo. Gracias, con la mano en el pecho. Gracias. No nos olvidamos de cada mano que nos ayudó a levantarnos cuando todo se iba a tomar por culo. Gracias. A nuestros detractores y enemigos no les voy a dar el gusto de dedicarles ni una línea. Anda a pegarle peos a una lata.

Y ahora tengo que poner unas líneas de despedida. Buf, no sé, en los últimos siete años no hemos parado de comernos la olla para hacer canciones guapas. Todo el santo día. Todos los putos días. Creo que en casi todas las que hicimos lo conseguimos, ahora que miro un poco hacia atrás y veo los cuatro discos en los que está encerrada nuestra vida de los últimos años. Veo muchas caras, risas, lloros, abrazos sinceros, muchísimos amigos (más que enemigos, gracias al cielo), trescientos y pico conciertos,.... no sé, me estoy poniendo mogollón de triste al escribir esto, así que voy a ir acabando. Os mentiría si os digo que volveremos en breve y que este año tendremos disco nuevo y todas esas cosas que se dicen. La verdad es que no tenemos más que una canción nueva. Una. Y con una canción pues tú me dirás. Así que nos liaremos poquito a poco haciendo cosillas, pero esta vez a nuestro ritmo. No quiero decir con esto que las veces anteriores nos haya presionado nadie, que no ha sido así. Pero siempre nos tomamos tan en serio lo que estábamos haciendo que esa urgencia creo que nos ha impedido muchísimas veces el disfrutar tanto como os veíamos a vosotros hacerlo. Así que vamos a desaparecer de la escena una temporadilla. ¿Un año?, ¿Dos?, ¿Siete?. Ni puta idea. Las canciones que vayamos haciendo lo dirán. Os juro que si alguna vez logramos hacer otras diez u once canciones guapas grabaremos otro disco. Pero no sé cuando. Pero os juro por mis muertos que si nunca las hacemos, si nunca más nos volvemos a ver, no será por desidia o abandono, será por el respeto tan absoluto que le tenemos al rokanrol. El que nos tenemos y os tenemos. Y como no nos gustan ni las medias tintas ni los medios tintos, pues aprovecho para despedirme, por si acaso. Gracias. Gracias. Gracias.

Kutxi Romero, Invierno 2004 - 2005