No me molestaba que fuese una pija. Era algo más sutil. Había muchas formas de llevar una riqueza mediana, y algunas carecían de buen gusto y tacto. Otras adolecían de una falta de empatía completa. Pedir mesura y austeridad a una mujer así era como pretender que crecieran calabazas en los árboles.
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